Génesis del Movimiento Juan XXIII

El 27 de marzo de 1970, nace el Movimiento Juan XXIII, en la Diócesis de Arecibo, en una pequeña Capilla Inmaculado Corazón María de la Comunidad de Allende, en el barrio de abana Hoyos, el barrio más grande de Puerto Rico.

Es Viernes Santo, normalmente Nelson Rivera y su esposa asisten a los oficios litúrgicos, pero esa tarde lluviosa, se lo impidió y decide quedarse en su casa viendo la programación religiosa ofrecida en la televisión. Uno de los programas es la película sobre la vida de San Francisco de Asís. En la escena donde San Francisco entra a la derruida ermita de San Damián y se coloca frente al Cristo de estilo bizantino, de éste sale la voz que dice a Francisco: “Repara mi Iglesia que amenaza ruina”. Para Nelson, aquella voz fue una locución personal del Señor a su alma. Dirá Nelson: “siento en mi interior que me lo está diciendo. Me animó a trabajar por la Iglesia”.

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La realidad de la capilla es que asistían a la misa dominical apenas 35 ó 40 personas y siempre los mismos… Este hecho que podía pasar desapercibido, era el reflejo de una realidad: una diócesis, creada por el Papa Juan XXIII, que con toda la problemática que tenía, vivía la efervescencia de Vaticano II, pero que, pese a sus esfuerzos, no podía llegar a todos. Ante esta necesidad no satisfecha, el Espíritu Santo, fiel guardián de la Iglesia y su misión, interviene inspirando e impulsando a un laico. Al día siguiente, sábado, en su inquietud y preocupación fue a hablar con su párroco, para contarle lo que había sentido en ese momento. El Espíritu Santo mueve a Nelson Rivera, a solicitar autorización para comenzar la visita a la comunidad, los hogares, a los jóvenes, para ver por qué la Iglesia no estaba llegando al pueblo. Esta propuesta le parece bien al párroco y le autoriza visitar los hogares, donde se realizaban las reuniones y jomadas de un día con los miembros de su comunidad, siendo el inicio de lo que sería en el Movimiento Juan XXIII: un retiro de tres días, del 13 al 15 de julio de 1973, para 25 jóvenes en su mayor parte con problemas de drogadicción.

En un humilde almacén de alimentos de una granja donde se criaban pollos, nació el movimiento Juan XXIII, con un carisma específico, como una respuesta suscitada por el Espíritu Santo ante una fundamental de su Iglesia: que la evangelizaron llegue a donde no está llegando. El Movimiento Juan XXIII tiene una presencia reconocida y autorizada en muchas diócesis de 17 países: Puerto Rico, Perú, Ecuador, Estados Unidos, Colombia, Honduras, España, Italia, Chile, Cuba, Uruguay, República Dominicana, México, Inglaterra, El Salvador, Nicaragua y Haití, donde realiza su labor evangelizadora en comunión y armonía con la Iglesia y sus pastores.

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